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Cuando se piensa en la música de los años 1920, hay muchos sonidos que vienen a la mente. Blues, Swing, Charleston… Pero sin duda la principal insignia musical de esa década es el Jazz. Acompáñame para saber más de la historia y el legado de este arte….
No parece haber un origen establecido sobre cómo nació el Jazz, ni de donde proviene su nombre. Se habla de una evolución de los ritmos de los rituales vudú, o de que parte de la música creada por la banda de Buddy Bolden. Lo único seguro es que su cuna es Nueva Orleans, donde artistas afroamericanos empezaron a usar trombones y trompetas para dar lugar al considerado primer género musical eminentemente norteamericano.
De ahí, no tardaría en trasladarse a otras ciudades como Chicago o Nueva York, mutando por el camino, adaptándose a las idiosincrasias y el sentir de cada lugar. Aunque en principio se la veía como una música “de negros”, eran muchas las personas de raza blanca que acababan yendo a los clubs de los “barrios malos” a disfrutar de este estilo, y descubriendo a futuras estrellas del género, como Duke Ellington, Louis Armstrong, o más adelante, Dizzy Gilespie.
Más allá de ser un género monolítico, el Jazz es una música con multitud de estilos, y muy dada a la fusión. Dese el Dixieland, al Bebop, llegando al Jazz latino cuando viaja más al sur del continente. Cien años más tarde, estos sonidos se mantienen vivos, en festivales, conciertos y todo tipo de festividades.